Personal
Hace unos meses cumplí diez años. Diez años que los de la promoción número siete de periodismo terminamos de estudiar. La facultad montó una cena para celebrarlo y allí nos juntamos unos cuantos para echarnos unas risas, ponernos al día y recordar ¡lo bien que se vivía sin preocupaciones! Aquel día los profes más enrollados se tomaron una copita con nosotros y entre ellos estaba la gran Sandra Balsells, que aparte de ser una magnífica fotógrafa, también fue mi profesora en aquellos tiempos.
Cuando en la cena me pilló por banda me ofreció participar en las Jornadas de Comunicació Blanquerna 2015. Se trata de unas jornadas de varios días de conferencias y mesas de debate que se realizan en la universidad sobre el mundo de la comunicación. La verdad es que un tanto por ciento muy minoritario de alumnos son los que habiendo estudiado periodismo han acabado dedicándose a la fotografía así que imagino que yo era un buen ejemplo para explicar mi historia a los futuros plumillas. Cuando me lo comentó no pude negarme, no solo es un honor que la que ha sido tu profesora te pida que vayas a dar una conferencia sino que además años atrás me colgué no montando una expo que dije que montaría… cosa que no tiene perdón.
Qué decir que en mi vida he hablado en público ni he hecho una presentación sin contar las que se hacían en clase rodeada de tus compañeros, tan inexpertos como tú. Así que mientras un enorme SÍ aparecía en mi boca, para mis adentros temblaba de miedo… sobre todo cuando te dicen que tendrás que hablar para no menos de cien personas…
La fecha en el mes de marzo sangraba en mi agenda. Desde la primera reunión en la que nos encontramos Sandra, el fotógrafo Job Vermeulen que también participó y yo hasta el día D había tiempo de sobras: cuatro meses. Pero a medida que el tiempo pasaba los nervios iban in crescendo y la inseguridad de nunca haber hecho nada parecido antes no ayudaba. Mi mente estaba completamente monolopizada por el día diez de marzo. Aún así, una vez estructurado y guionizado todo un poco, parecía más o menos asequible pero claro “¿y si me quedo en blanco?”. Eso sería lo peor. Llegó un momento en el que lo tenía todo súper preparado pero ante una nueva situación ¿cómo reaccionaría en vivo?
El día llegó y por si acaso me preparé un borrador con lo que tenía que decir por si perdía el norte. Pero no lo perdí. Es más, el borrador se quedó ahí muerto de la risa sin recibir ni una sola miradita. Fue todo como la seda, como si lo hubiese “hecho toda la vida” dijo Sandra a la audiencia. ¡Uau! No sabéis la satisfacción que sentí al salir de allí pensando que había ido tan bien y que todo el trabajo de preparar, estudiar y liar a varios buenos amigos para pedirles consejo había valido la pena.
Para romper la tónica y sin que sirva de precedente hoy no cuelgo fotos hechas por mí. Así que lo primero que veis es la foto que nos hicimos Sandra, Job y yo antes de empezar la conferencia temblando como flanes aunque disimulando con una gran sonrisa mientras que la segunda imagen es del día de la cena de promoción, mientras Sandra intentaba convencerme. ¡Es curioso como para poder sentir esa sensación de subidón haya tenido que pasar meses y meses preocupada por cómo iría! Aún así mereció 100% la pena.